De de los científicos que escriben divulgación sobre ciencia, John D. Barrow es uno de mis preferidos.
La temática de sus libros se centran en sus dos especialidades académicas y de investigación: matemáticas y física, que trata con bastante claridad, aunque en esta faceta creo que hay otros autores que elaboran o arriesgan más para explicar conceptos complicados a ese público no especialista.
Lo que diferencia el estilo de Barrow y le hace destacar sobre otros divulgadores creo que tiene que ver con otros dos aspectos:
- Cómo enmarca lo que cuenta dentro de la historia y desarrollo de la ciencia, apartándose con frecuencia de lo trillado y eligiendo acertadamente episodios y aportaciones históricas, anécdotas curiosas o citas de terceros poco conocidas que hacen más original y atractivo lo que nos cuenta.
- Su interés por la filosofía de la ciencia que le lleva a analizar las teorías científicas a un nivel más conceptual, enriquecendo el contexto y la interpretación de las ideas que nos expone. Donde otros dicen: «esto ya no es mi campo, aquí lo dejo», él se lanza de lleno y trata de estructurar ese conocimiento para dotarles de un mayor significado, más amplio y a la vez más profundo.
Barrow ha publicado bastante en el género que se suele denominar «popular science«. Es una etiqueta «cajón de sastre» porque además de los libros que tratan de explicar ciencia a los profanos, podemos encontrar obras que presentan hipótesis científicas especulativas o se extienden a través de diversos campos del conocimiento y no encajan bien en un formato de publicación profesional ‘compartimentada’.
En esta línea, Barrow es sobre todo conocido por el libro «El Principio Cosmológico Antrópico«, escrito con Frank Tipler, y aunque tuve oportunidad de leerlo al igual que algunos otros suyos (Teorías del Todo, El libro de la Nada, La trama oculta del Universo, El libro de los Universos,…) he seleccionado para esta reseña uno que pude conseguir recientemente: «El Universo que se descubrió a sí mismo» en edición inglesa (no he visto que haya publicada una en español).
Se trata de una versión actualizada del año 2000 de su anterior libro «World within the world» (1997). Lo he escogido porque además de ser menos conocido, en él emprende todo un tour de force por múltiples áreas de las matemáticas y la física –por otra parte característico de Barrow, aunque sin llegar a la extensión del enciclopédico Principio Antrópico– y por la visión y reflexiones que ofrece a nivel ‘filosófico’, difereciándose del libro usual de divulgación.
Sin pretender ser exhaustivo en todo lo que incluye el libro, voy a mencionar algunos temas para hacernos una idea (algunos he visto que los trata de forma similar en otras obras suyas):
- Reflexiones sobre las leyes de la Naturaleza (se centra especialmente en las leyes físicas): ¿existen realmente?, ¿cuál es su esencia?, ¿qué características las definen?, ¿hay distintos tipos?, ¿por qué funcionan? ¿pueden variar con el tiempo?…
- Siguiendo con la interpretación de la ciencia y sus leyes nos explica las distintas ‘escuelas’ con sus numerosos «-ismos» y la distintas visiones que sostienen de la realidad: empirismo, positivismo, operacionismo,…
- Argumentación de por qué la ciencia floreció sobre todo en una determinada época de Europa Occidental y no en otros contextos como la Grecia antigua, China o las culturas árabe o judía, y cómo influyeron sus distintas cosmovisiones.
- Reflexiones sobre las matemáticas: ¿se pueden definir? ¿qué son? ¿por qué funcionan en las leyes de la Naturaleza? También aquí nos explica los diferentes enfoques o interpretaciones: platonismo, conceptualismo, formalismo e intuicionismo.
Vamos a encontrar el ‘estilo Barrow’ que va salpicando el contenido con menciones a científicos poco conocidos, como William Wells o William K. Clifford, con ideas que se adelantaron a grandes teorías posteriores, historias curiosas como cuáles fueron los primeros libros de divulgación de ciencia –¿conocías «La filosofía de Newton explicada para el uso de las damas«?– o esas ingeniosas citas que nos introducen en los diferentes apartados del libro, como esta de Chesterton:
«El poeta sólo pide meter la cabeza en el cielo. Es el lógico quien busca meter el cielo en su cabeza, y es su cabeza la que se parte.»
Quizás la mejor descripción del libro la ofrece el propio Barrow en el prefacio. Copio literalmente su párrafos iniciales porque es la idea que me queda de esta obra y lo expresa mucho mejor que yo:
«En los últimos años ha habido un gran aumento de publicaciones de los llamados libros de ciencia «populares» (divulgativos). Independientemente de que resulten ser populares entre cualquiera que no sea su autor, su objetivo común ha sido explicar en términos sencillos el flujo constante de nuevas ideas y descubrimientos que han surgido en las ciencias fundamentales durante la última década. En este libro, el objetivo no es simplemente retomar uno de esos campos esotéricos en las fronteras de la ciencia fundamental e intentar explicarlo en términos sencillos. Más bien se trata de recoger las tradicionales suposiciones tácitas a las que debemos todos estos desarrollos abstractos y pragmáticos: que el Universo está ordenado, que es lógico, que es matemático, que es predecible, que está gobernado por algo fuera de nosotros, que es igual en todas partes y en todo momento, pero que tiene una profunda resonancia con el funcionamiento de nuestras propias mentes: explorar algo del origen y los posibles significados de la idea de que existen ‘leyes de la Naturaleza’ y algunos de los reinos insospechados a los que una idea así nos ha llevado….»
En definitiva, un libro extenso (más de 400 páginas en la edición inglesa) que aunque a veces se dispersa o se hace denso por todo lo que abarca, y que algunos temas ya han sido muy tratados en libros posteriores (es una obra cuyo núcleo tiene más de 20 años) creo que por su planteamiento soporta bien el paso del tiempo .
Para los menos familiarizados con la filosofía de la ciencia les puede ampliar su visión y proporcionar un nuevo enfoque, y para los que les gusta entrar en estos análisis, van a disfrutar con muchas de las ideas que expone el autor.
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